La historia de Tesla demandando a un ex-empleado por supuesto robo y sabotaje ha tomado otro giro inesperado.
La compañía ha incrementado su seguridad en su Gigafábrica tras que un amigo de Martin Tripp, el supuesto traidor, había amenazado con dispararles a todos adentro.
Por otra parte, el Washington Post ha lanzado unos correos de ayer enviados entre Tripp y el CEO de Tesla, Elon Musk.
En ellos, Tripp niega tratar de culpar a otros por sus acciones, mientras que acusa a Tesla de contaminar y de poner carros en el camino con problemas de seguridad.
En respuesta, Musk dijo que tener millones de dólares en chatarra “no es noticias” y que Tripp estaba en la línea para penalidades legales debido a faltar a su palabra, además de incriminar a otros empleados.
Fue un intercambio bastante diferente a todo lo que hemos visto ser enviado por un CEO. Pero es de esperarse, Elon Musk no opera bajo las leyes comunes de los CEOs.
Tripp dijo que a pesar de la amenaza legal, el fue despedido porque intentó avisarle a los inversionistas y al público de supuestos módulos fallados de baterías instalados en el Modelo 3s, chatarra en exceso guardada de manera peligrosa, y números inflados de producción del Modelo 3.
Según las fuentes, Tripp dijo que un reporte publicado más temprano en el mes sobre la chatarra en Tesla fue basado en sus documentos.
La empresa, por su parte, declara que sus quejas y acusaciones son falsedades o exageraciones.