La investigación científica sí que es una labor arriesgada, sobretodo si nos referimos a temas económicos. Por ello, muchos científicos o grupos de investigación cuentan con apoyos monetarios de instituciones privadas o públicas.
En esta historia, un grupo de científicos rusos buscó una fuente para comenzar su proyecto, y la consiguieron pero aún así, su presupuesto era limitado. Eso sí, ellos confirmaron que era suficiente para sus tareas, lamentablemente no tomaron en cuenta un pequeño detalle.
Este proyecto, relacionado a la ‘Red Rusa de Investigación y Conservación de Rapaces‘ (RRRCN), consistía en estudiar las migraciones de 13 ‘águilas esteparias’, una especie en peligro de extinción (Solo existen 50.000 ejemplares de esta águila en el mundo, y el principal factor de riesgo son los cazadores furtivos).
Por ello, es bastante importante conocer sus patrones de movimiento, por lo cual unos rastreadores ‘GPS-GSM’ fueron diseñados exclusivamente para esta tarea. Esta tecnología funciona registrando información de vuelo, para después enviarla a los científicos a través de un ‘SMS’ (Mensaje de Texto).
Dada esta vía de comunicación, el águila tenía que estar en zona de cobertura para que funcionase. Y en caso contrario, la información se almacenaba hasta que el ave sobrevuele el rango de alcance telefónico. Cada ‘SMS‘ tenía un coste de 2 Rublos Rusos, lo cual sí encajaba en el presupuesto de los científicos.
Es aquí en donde la historia da un giro de 180 grados, pues jamás imaginaron que una sola águila sería la detonante de su proyecto. Apodada como ‘Min‘, esta águila macho nació en Minusinskaya, Rusia, y tras pasar su primer invierno en Kazajistán; viajó hasta Pakistán para afrontar el verano.
Al llegar a este territorio, Min ya se había alejado demasiado de la zona de cobertura, y sus señales desaparecieron hasta después de meses; en donde terminó apareciendo en la frontera de Irán. En este país, los precios del ‘Roaming’ se elevaron considerablemente, y un ‘SMS’ costaba 49 Rublos Rusos, una cifra que para un solo mensaje de texto estaba bien.
Sin embargo, dado el duradero periodo de desaparición de Min, el sistema había almacenado un montón de información, y la cuenta telefónica de los científicos ascendió en demasía, provocando que su presupuesto sea totalmente agotado y así logrando la ‘bancarrota’ del grupo.
Felizmente, la comunidad de internet apoyó el estudio y gracias a una campaña de ‘crodfunding‘, estos científicos lograron terminar su investigación, dejando una de las historias más cómicas de su especie.