En 1987, concretamente el 23 de Febrero, una sorprendente destello iluminó gran parte del cielo de nuestro planeta; y los científicos definieron que se trató de una ‘supernova’, un fenómeno en donde nacen estrellas nuevas. Este evento fue bautizado como ‘Supernova 1987A’.
Los científicos del mundo detallaron que el gran resplandor fue causado por una explosión gigantesca, por lo tanto, los residuos de la misma habrían creado una estrella. Sin embargo, esta nunca fue encontrada.
Eso sí, el lugar de la explosión está increíblemente lejos de la Tierra, a 168.000 años luz de distancia. Precisamente en la ‘Gran Nube de Magallanes‘, una galaxia enana que orbita alrededor de la Vía Láctea, nuestra galaxia.
Esta explosión fue tan fuerte, que según los cálculos generó una energía equivalente a 100 millones de ‘Soles’. Por eso el destello llegó hasta nuestro planeta, e incluso se divisó en países en donde era de día.
Por supuesto, este estallido dejó una gigantesca nube, en donde se cree que estaría la estrella creada. Aún así, ésta no estaba en ningún lado, por lo que nació la duda de que había sido succionada por un agujero negro. Más de 32 años después del suceso, por fin existe una respuesta.
En la Universidad de Cardiff, inició un nuevo estudio sobre este misterioso evento, y después de semanas de arduo trabajo; los científicos afirmaron que encontraron la estrella perdida.
Aunque no lo creas, ésta estaba escondida en una densa nube de polvo, la misma que dejó la explosión de la supernova. Lo que sucedió en ese entonces, es que no existía un telescopio capaz de lograr imágenes nítidas, y por eso no la encontraron.
Esta vez utilizaron el ‘Atacama Large Millimeter Array‘ (ALMA), un telescopio gigantesco ubicado en Chile. Según los científicos, el descubrimiento de esta estrella respondió varias dudas sobre las supernovas.