Una de las mayores novelas en el ámbito tecnológico de este año es la compra de Twitter por parte de Elon Musk. El drama empezó en abril cuando se anunció la transacción en la que Musk pagaría 44.000 millones de dólares por la red social.
Todo iba viento en popa hasta que unas semanas después, el millonario empezó a discrepar en el número de bots que Twitter aseguraba tener en su plataforma, según ellos apenas un 5%, pero el magnate indicaba que era mucho más y, agarrándose de ese argumento, suspendió la compra.
Ninguna de las 2 partes estaba dispuesta a ceder, pues la red del ave azul insistía en que prosiga la compra según lo acordado y Musk en que tenía los motivos necesarios para cancelarla y evitar la multa de 1.000 millones de dólares en caso alguna de las partes incumpla el contrato.
Fue tanto así, que iban a llevar el caso a tribunales y, de hecho, este 17 de octubre iba a darse el primer juicio. Sin embargo, en un giro de tuerca, Elon Musk decidió dar un paso al costado y aceptar continuar con la compra de Twitter, la cual mostró su disposición para seguir.
“La intención de la compañía es cerrar la transacción por 54,20 dólares la acción”, escribió la compañía del ave azul. Remarcan que el CEO de Tesla “tiene la intención de proceder al cierre de la transacción contemplada en el acuerdo de fusión del 25 de abril de 2022, en los términos y sujeto a las condiciones establecidas en el mismo”.
Es decir, todo seguirá según lo planteado inicialmente por el contrato sin mayores cambios. Si bien los accionistas ya dieron su visto bueno para proseguir, todavía no se conoce una fecha concreta para la consumación del acuerdo.
Este cambio de opinión tiene sentido si consideramos que si Musk perdía el caso, no solo se hubiera visto obligado a concretar la compra, sino también a afrontar el pago de intereses que hubieran aumentado el precio.
Tras conocerse la noticia de la compra, las acciones de la red social se dispararon: subieron un 22,24 % este martes hasta alcanzar un valor de 52 dólares.
Fuente: Infobae