Actualmente, se sabe que una el agua embotellada contiene microplásticos. Sin embargo, no fue hasta una reciente investigación que se descubrió que contenía más de lo que se pensaba.
Se realizó un estudio que analizó muestras de un litro de agua embotellada para buscar microplásticos de 50 a 100 nanómetros de longitud. Para realizar este estudio se usaron 3 marcas diferentes de agua embotellada que pasaron por una membrana ultrafina. Tras esto, con dos láseres calibrados se apuntó al agua para reconocer los enlaces químicos que unen las partículas de plástico con la membrana ultrafina y así contar los diferentes microplásticos. Incluso se pudo identificar y diferenciar los distintos tipos de nanoplásticos. De esta manera, se encontró 240,000 microplásticos por litro, entre 10 y 100 veces más que las estimaciones publicadas anteriormente. Lo interesante es que las partículas de microplástico no son solo de tereftalato de polietileno o PET, que es del material que están hechas las botellas, sino de poliamida y poliestireno, lo que indica que el agua se contamina en el proceso de llenado y purificación.
Si bien no está claro cómo podría impactar en el cuerpo humano, algunas investigaciones sugieren que puede haber un daño potencial en el ADN y el cerebro, así como en el sistema inmunológico, reproductivo y nervioso. Por este motivo, no se sabe a cuánta toxicidad podría estar expuesto un agua embotellada. Ante esto, se ha recomendado el agua de grifo hervida siempre que sea posible, ya que tiende a tener menos contaminación plástica.
Fuente: Grist