Creador de Telegram: Tener un iPhone te vuelve un esclavo digital de Apple
En el mundo de los smartphones, el iPhone es uno de los grandes pesos pesados del sector. Si bien no llega a las cifras de ventas de Samsung, los equipos de Apple se han caracterizado por su fiel comunidad de usuarios que se encuentran satisfechos generando ventas de millones de dispositivos iPhone, iPad, iMac y más precios a precios nada económicos.
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Este entorno de Apple es conocido como el “ecosistema” donde existe una conexión y continuidad de dispositivos que no tiene competencia, siendo uno de sus argumentos de compra más convincentes. El problema es cuando quieres migrar u optar por otras opciones, algo que puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza.
Bajo este contexto, Pavel Durov, fundador y creador de Telegram, ha realizado unas declaraciones explosivas al medio New York Times sobre el accionar de Apple y el iPhone. Según sus palabras:
Es Hardware obsoleto y caro para clientes que permanecen atrapados en su ecosistema. Cada vez que tengo que usar un iPhone para probar nuestra aplicación de iOS, siento que vuelvo a la Edad Media.
Los dispositivos de Apple son torpes y obsoleto. Por contar con especificaciones como pantallas de 60Hz en lugar de pantallas de 120Hz que muchos teléfonos Android tienen en estos días.
Tener un iPhone te convierte en un esclavo digital de Apple.
Esta es solo una parte de todo lo dicho por Durov en el reportaje, sin embargo, las críticas más duras han sido relacionadas a las confirmadas concesiones que tiene Apple con el gobierno chino. Estos acuerdos se han dado para que la compañía de Cupertino pueda seguir operando en el país asiático, incluyendo una directiva de almacenar datos de usuarios chinos y compartirlas a solicitud con las autoridades locales.
Bajo este contexto, el creador de Telegram indica que Apple estaría implicada en la vigilancia y censura a gran escala del gobierno de China para poder seguir vendiendo sus teléfonos en su territorio, en otras palabras, por motivos económicos. Durov concluye asegurando que los gigantes tecnológicos siempre suelen escoger beneficios sobre las libertades de sus usuarios.