La final de la Copa América entre Argentina y Colombia, celebrada en el Hard Rock Stadium, se vio ensombrecida por incidentes masivos de seguridad. Aproximadamente 8,000 aficionados lograron ingresar al estadio sin poseer entradas válidas, generando caos desde el inicio del evento deportivo más esperado del continente. No solo puso en riesgo la seguridad de los miles de asistentes legítimos, sino que también expuso una falla significativa en los protocolos de seguridad. La falta de control y la capacidad de infiltración de tantos espectadores ilegales subrayan la gravedad del problema que enfrentan los organizadores de eventos deportivos de esta magnitud.
Tras el caos desatado en la final de la Copa América, se reveló que más de 7,000 de los aficionados que ingresaron ilegalmente al estadio fueron identificados mediante cámaras biométricas instaladas tanto dentro como fuera del recinto. Esta tecnología permitió a las autoridades determinar la identidad de los infractores. Así, se destaca la eficacia de los sistemas de vigilancia implementados para manejar situaciones de seguridad complejas.
Los aficionados identificados ahora enfrentan consecuencias legales graves. Muchos serían acusados de delitos que conllevan multas significativas e incluso penas de prisión. Además, algunos podrían enfrentar la revocación de sus visas de residencia en Estados Unidos. Mientras que en casos extremos, podrían ser sujetos a deportación. Teniendo severas repercusiones de su participación en el incidente durante la final de la Copa América.